domingo, 12 de junio de 2011

Alberto Mostajo: la soledad como prisión

El poema “IV” desde la perspectiva del Análisis del Discurso







Por Javier Núñez


El Análisis del Discurso nos permite determinar qué intereses, intenciones, ideologías, etc., están “detrás” de los discursos. Es que a través del lenguaje el sujeto construye la realidad (o al menos construye una representación de ella), y se construye como integrante de un grupo social y como persona humana…, es decir, por medio del lenguaje se apropia de la realidad… En términos generales, un grupo social construye mediante el discurso su filosofía, su cosmovisión, su ideología, su cultura, sus conocimientos, etc. Por eso es importante el estudio de discursos que circulan en la sociedad.

En este artículo nos aproximaremos al poema “IV”, de Alberto Mostajo (Puno, 1896) utilizando los presupuestos teóricos del Análisis del Discurso. Para lo cual tomaremos en cuenta los siguientes aspectos: En primer lugar estudiaremos el poema como texto (es decir, como producto verbal), teniendo en cuenta la textualidad (cohesión y coherencia). En segundo término estudiaremos la significación y el sentido que produce el poema (dimensión semiótica). En tercer lugar (teniendo en cuenta que todo poema presupone la existencia de un sujeto productor) estudiaremos las personas del discurso poético, es decir, las voces que hablan en el poema (teoría de la enunciación). En cuarto lugar estudiaremos la acción (intención comunicativa) que realiza el enunciador al momento de hablar (dimensión pragmática). También tomaremos en cuenta el contexto, ya que es crucial en el análisis del discurso, porque nos permite conocer las condiciones en que se escribió el poema.

Alberto Mostajo fue un poeta incomprendido en su tiempo e injustamente maltratado y condenado a muerte en vida (permaneció encerrado en el Larco Herrera de 1935 a 1982). Su poesía no se parece en nada a la de los poetas de su generación. Sus temas son metafísicos, filosóficos, cósmicos, reflexivos. El tiempo, el espacio, la vida, la muerte…, son sus preocupaciones constantes.

1. EL ANÁLISIS DEL DISCURSO

El Análisis del Discurso es una disciplina relativamente nueva que estudia el discurso escrito y hablado como interacción, es decir, como una forma de uso de la lengua, teniendo en cuenta sus contextos cognitivos, sociales, culturales, etc. Hoy en día, el Análisis del Discurso es considerado como una interdisciplina, porque en él confluyen varias disciplinas del campo de las ciencias humanas y sociales. Estudia básicamente al texto (más allá de la oración), las condiciones de producción y comprensión del discurso, el contexto, los sujetos del discurso, etc.

Por otra parte, se debe señalar que el análisis del discurso es un “instrumento” (o metodología) de estudio de conversaciones cotidianas, discursos políticos, noticias, editoriales, textos publicitarios, comunicación de masas, argumentaciones jurídicas, etc. Nos “ayuda” a estudiar el producto cultural (no sólo verbal) de un pueblo, clase social, nación… Se aplica en diversas áreas: sociología, antropología, periodismo, derecho, publicidad, política, cine, lingüística, literatura, etc.

1.1. El discurso poético

El discurso literario en general, y el discurso poético en particular, es un evento comunicativo que exige el uso artístico de la lengua. El sujeto productor lo construye con la intención de generar cambios a nivel emocional y cognitivo en el lector. En términos generales, el discurso literario “comunica” emociones y sentimientos. Los cuales nos permiten tener una visión completa del sentido de la vida. Entonces, enfrentarse con la literatura es enfrentarse con la vida misma, esto es, leer literatura es vivir intensamente y comprender nuestra condición humana.

La literatura pertenece al tipo de comunicación ficticia, fingida, que no se realiza en tiempo real. El autor y el lector no comparten el mismo contexto. Es el lector quien construye el contexto del discurso en función de los deícticos. La concretización de la comunicación literaria la garantiza el lector.

El discurso poético no representa una realidad, más bien la construye (inventa) con elementos identificables en el contexto real. Su naturaleza es ficticia, es decir, los hechos a los que alude no pertenecen al tiempo histórico. Es el lector quien construye un contexto posible para un poema.

En cuanto a la mimesis se debe señalar que el poema no imita una situación real u objetos de la realidad. Lo que hace es construir sucesos o situaciones ficticias. Es decir, crea nuevas realidades a través del lenguaje. No imita sucesos o acciones reales, sino un acto verbal. Dicho de otro modo, el poema es un discurso ficticio que representa (o imita) un discurso real.

2. ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DEL POEMA “IV”

2.1. El contexto del autor: condiciones de producción discursiva

El contexto en que se escribió el poema “IV” se puede abordar de distintas formas. Este poema se publicó en el libro “Canción infinita” (Puno, 1928). Mostajo (productor del discurso) pertenecía a una familia acomodada de ese entonces. La familia llegó de Arequipa por cuestiones comerciales. Estudió tanto en Puno (alumno de José Antonio Encinas) como en Lima. Todo ello nos permite deducir que el joven Mostajo no sufría apuros económicos, y contaba con una buena educación. A ello debemos sumar sus lecturas de libros filosóficos, astronómicos, poéticos (de tendencia vanguardista). Dice de él su hermano Fernando Mostajo: “Era muy ingenioso, fraterno, lector de grandes novelas de viajes y aventuras… (…) se compraba libros y revistas de la época… (…) quería ser sólo un poeta, no le interesaba hacer producir a una haciendita que tenían mis padres… (…) No tenía mayores ambiciones sino llevar una vida de poeta, de intelectual dedicado a estudiar los problemas humanos, leía filosofía, psicología, astronomía… (…) Se recluyó en su habitación llena de libros y mapas, de aves y observaciones de astros, tenía una forma de vida muy especial, separada de todos nosotros. Se dedicó a leer y escribir con infinita pasión” (AYALA, José Luis; 2009: 73). Con lo expuesto en este apartado, hemos tratado de aproximarnos a las condiciones en que debió de haber sido escrito el poema “IV”. Brevemente hemos abordado el contexto situacional, sociocultural, sobre todo cognitivo, que influyeron al autor en la creación de sus textos. A manera de ejemplificación podemos decir que sus preocupaciones sobre problemas humanos, sus lecturas de textos filosóficos y astronómicos han condicionado, en alguna medida, la producción de sus poemas metafísicos, reflexivos, cósmicos, habitados por sujetos atrapados en la soledad, preocupados por la vida y la muerte…

2.2. El poema como texto: criterios de textualidad

2.2.1. Estructura superficial: Cohesión


En el poema “IV” se aprecian ocho enunciados, que en su conjunto constituyen la textura discursiva. Los mecanismos cohesivos que se avizoran con frecuencia son de tipo semántico, es decir, la conexión entre enunciados se da a nivel del significado. Por poner un ejemplo, veamos el primer enunciado y el segundo. (1) “Nadie se asoma.” / (2) “Todo enmudece / en los cuatro muros / de mi gabinete ultraterrestre.” El primer enunciado hace referencia al “silencio”, “soledad”, y el segundo enunciado es un complemento del primero: “todo enmudece…”, que también hace referencia a “silencio” y “soledad”, etc. Los otros enunciado se cohesionan del igual forma (a nivel semántico).

2.2.2. Estructura profunda: Coherencia

Ensayaremos el análisis de la coherencia según la teoría de Beaugrande y Dressler (1997). El concepto que funciona como núcleo del poema es “gabinete ultraterrestre”, que viene a ser un concepto de tipo “espacio”. El sujeto actor del poema es alguien que está encerrado, por decirlo así; desde su espacio reducido habla de lo que percibe. Entonces, la relación de conceptos secundarios y el principal, que se aprecia con frecuencia en el texto, es de tipo “percepción”. Ahora bien, el concepto “onda de relámpagos” y el concepto “velo de noche” se relacionan a través del concepto de tipo “acción” (“Una onda de relámpagos / carboniza el velo de la noche”). Otro concepto importante, junto a “gabinete ultraterrestre”, es “escenario de mi yo” (existe relación íntima entre el espacio y quien lo habita). El concepto “mundo”, con su acción “desfilar”, aparece relacionado con el concepto “procesión de heridas” y “armas de cien filos”. La relación que genera (entre “mundo” y “procesión de heridas”) es de tipo “propiedad”. Todo ello se relaciona con el sujeto (lírico) a través del concepto de tipo “percepción”. Es decir, el sujeto percibe que “el mundo desfila con su procesión de heridas y sus armas de cien filos”. Otro concepto de tipo “entidad” que se avizora es “escarabajos incansables”. De igual modo, este concepto guarda relación de tipo “percepción” con el sujeto. Por otro lado, el concepto “todos” y los conceptos “reír” y “llorar” guardan relación de tipo “acción”. Esta acción es advertida (percibida) por el sujeto desde su “gabinete ultraterrestre”. A manera de conclusión del poema, tenemos el concepto “apagar la sed”, que está íntimamente relacionado con el concepto “yo” (sujeto). Esta relación es de tipo “acción”.

2.3. Dimensión semiótica: producción del sentido

El lexema “gabinete ultraterrestre” genera los siguientes semas: /espacio/, /prisión/, /soledad/, /muerte/. El lexema “panorama” produce los semas: /espacio/, /escenario/, /contemplación/. El lexema “enmudecer” genera los semas: /silencio/, /soledad/, /privación/. En primer término, se advierte el espacio como punto de referencia de donde el sujeto “contempla” el mundo. Se debe señalar que el espacio del sujeto está asociado con la privación y la soledad.

Ahora veamos el segundo grupo de lexemas. El lexema “carbonizar” produce los semas: /destrucción/, /residuo/, /muerte/. El lexema “noche” genera los semas: /tiempo/, /oscuridad/, /caos/, /tristeza/. El lexema “herida” produce los semas: /dolor/, /ofensa/, /tristeza/. El lexema “arma” genera los semas: /guerra/, /muerte/. El lexema “llorar” produce los semas: /dolor/, /muerte/, /tristeza/. Los semas más comunes de este grupo de lexemas son: /muerte/, /oscuridad/, /tristeza/, /dolor/, /ofensa/. Habíamos dicho que el sujeto se encuentra privado del mundo. Esta privación le causa martirio, dolor, tristeza… El sujeto tiene la sensación de quien está muerto en vida…

El lexema “sed” genera los semas: /necesidad/, /deseo/, /vida/. El lexema “reír” produce los semas: /alegría/, /vida/, /victoria/. El lexema “luz” genera los semas: /claridad/, /orden/, /vida/. Los semas más comunes son: /deseo/, /vida/, /alegría/. El sujeto tiene la necesidad de vivir, dicho de otro modo, desea la luz que se le ha prohibido, la alegría que se le ha privado. Más allá de este deseo individual, el sujeto desea luz y felicidad para la humanidad…

Por último tenemos el lexema “escarabajo”, que produce los semas: /insecto/, /coprofagia/, /deforme/, /aversión/. Según la lectura global del poema, podemos decir que el sujeto advierte que el mundo es “deforme”, habitado por coprófagos que causan aversión. Es decir, el mundo es un caos, lleno de injusticias, maldades… El sujeto desea orden para el mundo, y libertad para el hombre…

2.4. Las personas del discurso poético: teoría de la enunciación

El poeta (Mostajo) crea un sujeto (hablante lírico) aprisionado por la soledad y el olvido. Desde esta condición enuncia el poema. Entonces, la voz que habla es alguien que sufre las indiferencias de la vida. Desde esta perspectiva, el sujeto configura el discurso, lleno de matices subjetivos, íntimamente relacionados con el martirio, el dolor, etc. El hablante lírico experimenta soledad e indiferencia (“Nadie se asoma.” /” Todo enmudece / en los cuatro muros / de mi gabinete ultraterrestre.”) Por otra parte, se considera a sí mismo como un observador mudo de la vida, del mundo, sin realizar acciones concretas. Advierte que el mundo es un caos, un lugar hostil. Ve a las personas como “insectos detestables”, sin valores humanos… En estas circunstancias, el hablante lírico desea orden y libertad para el hombre… En suma, el deseo de la libertad y la felicidad es el tópico predominante en el poema que nos ocupa.

¿Para quién habla el sujeto lírico? En el poema no se configura un enunciatario explícito, más bien el discurso se asemeja a un soliloquio. De ser así, el poema vendría a constituir una reflexión sobre la vida, el mundo, la existencia humana… Como se ha señalado, el sujeto lírico tiene una imagen martirizante, hostil, caótico del mundo.

2.5. Dimensión pragmática: actos de habla

Desde de la perspectiva de la pragmática (actos de habla), consideramos al poema “IV” como “acción”. Es decir, el hablante lírico cumple alguna acción al enunciar los versos. En el poema que nos ocupa, el hablante lírico cumple la acción de informar o afirmar. Entonces, su intención es afirmar. “Todo enmudece / en los cuatro muros / de mi gabinete ultraterrestre”, dice el segundo enunciado. Aquí, el hablante lírico afirma, o en todo caso informa sobre la imagen que tiene del mundo. Entonces, el hablante lírico informa lo que observa y lo que siente. Esta afirmación trasciende la simple comunicación de sentimientos o emociones; más bien constituye una reflexión sobre la vida y la muerte, sobre la razón de la existencia humana. A nivel del acto ilocutivo, el hablante cumple la acción de “afirmar” aparte de comunicar el mensaje. Este acto comunicativo, desde luego, no es real, sino ficticio o fingido…

El acto perlocutivo es el efecto que produce el enunciado (o discurso) en el receptor. En tal sentido, el poema, como constructo verbal, produce algún efecto en el receptor. Generalmente los poemas conmueven la sensibilidad. Ahora bien, el poema que nos ocupa puede ser “recibido” de distintas formas. Sin embargo, tomando en cuenta la intención comunicativa del hablante lírico, podemos decir que el poema en mención produce efectos a nivel cognitivo y emocional. A nivel cognitivo, porque el receptor es informado de la visión que el sujeto lírico tiene del mundo. Esta visión básicamente es una reflexión de la vida, el mundo, la existencia humana. Entonces, el lector reflexionará sobre esos tópicos después de la lectura. A nivel emocional, porque el receptor es ve “contagiado” de las emociones y sentimientos que el hablante lírico expresa a través de los versos. En última instancia, cualquier lector sentirá algún gusto estético, y apreciará y valorará el poema que comentamos.

3. A GUISA DE CONCLUSIÓN

El Análisis del Discurso es una metodología de interpretación que permite analizar e interpretar un poema desde la perspectiva textual, semiótica, enunciativa y pragmática; tal como se ha demostrado en este artículo.

El contexto (sobre todo el cognitivo) condicionó, en alguna medida, la producción del poema “IV”, como la selección del tema y el tratamiento poético. A nivel enunciativo, Mostajo construye un sujeto que habla (por él) en primera persona gramatical, cuyo punto de vista tiene matices subjetivos, metafísicos y reflexivos sobre la vida, el mundo y la existencia humana. A nivel pragmático, el hablante realiza la acción de “informar” (sobre problemas existenciales) al enunciar el discurso poético, con el propósito de generar en el enunciatario cambios cognitivos y emocionales (el receptor sentirá emociones que el hablante haya experimentado). De lograrse este propósito, el lector disfrutará en el proceso de la lectura, y apreciará y valorará el poema en referencia. El poema “IV”, como producto discursivo, es una construcción lingüística que cumple con los criterios de textualidad (cohesión y coherencia). A nivel semiótico, el poema “IV” produce el sentido de que el sujeto lírico desea orden, libertad y felicidad para el hombre, porque el mundo es un caos, lleno de injusticias y maldades.


Extraído del diario Los Andes


http://www.losandes.com.pe/Cultural/20110612/51088.html